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IGNACIO GAMEN
NOCTURNO IV
Levanta con esfuerzo
unos tras otro los pies de la arena,
avanza torpemente,
bordea la penumbra
que dejan las farolas del paseo,
se desvía y se adentra
en la densa tiniebla algunos pasos,
le detiene el estrépito
de las olas y queda
faro sin luz a merced de los vientos.
Quizá su azote frío
despierta del letargo algún fantasma
o el rugido del mar
levanta el vuelo lúgubre
de lechuzas que habitan en sus sueños.
Quizá su rostro afronta
las tinieblas y ante él tiembla el dilema:
Rendir cuerpo y orgullo
o esperar la canción
en los labios que vengan a su encuentro.
Levanta la cabeza
quizás añora un tiempo en que velaba
tras cada estrella un ángel
y era un rasgón de luna
la puerta entreabierta al paraíso.
Oscila la cabeza
hoy ya sabe del vértigo que se abre
tras el telón de fondo
y que la cara oculta
de la luna aún es más sombría.
Vuelve sobre sus pasos:
Es sólido el cemento en las aceras,
bajo la luz eléctrica
camina ágilmente,
unos gatos husmean las basuras,
polícroma y ruidosa
la vida se desborda por las calles,
el destello de rótulos
y coches, el murmullo
de gente que pasea o charla en las terrazas-
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